Ermita del Zalabí y de la Virgen de la Cabeza
La Ermita del Zalabí
La ermita del Zalabí y de la Virgen de la Cabeza está situada en el valle del mismo nombre, donde posiblemente estuvo enclavado el pueblo de Zalabí. Es un lugar con vestigios de la cultura de El Argar, lugar de demarcación de terrenos municipales entre algunos pueblos del Marquesado y los que componen el Valle del Zalabí. Es también zona fronteriza de división de aguas.
La ermita es pequeña, de ochenta y cuatro metros cuadrados (12x7), sencilla, y los materiales de construcción, pobres. El muro del oeste, en otros tiempos puerta de entrada a la ermita, es de tapiar (argamasa); el resto de muros de ladrillo encalado, que son los de nueva construcción. La cubierta, de madera sin labrar. En tiempos pasados, tenía un artesonado. Junto a la ermita, hay una explanada de aproximadamente 1.750 metros cuadrados (70x25), rodeada de pinos por el norte y oeste, y mirando al valle por el sur y el este. Tiene dos accesos, uno para los que vienen del valle, de Exfiliana y Alcudia, y otro, por detrás de la ermita, para los que provienen de los llanos del Marquesado.
Junto a la ermita, pasa una acequia de agua -Valle del Zalabí-, cuyas aguas para unos son milagrosas y para otros aguas de exquisita calidad.
Era propiedad de la ermita un pequeño terreno cultivado por el santero para beneficio particular y un olivo. Este producía aceite directamente, sirviendo para mantener vivas las lámparas del santuario de la Virgen. El olivo, según cuenta la leyenda, se cansó de producir aceite directamente, al parecer el santero abusaba del producto que de forma tan prodigiosa daba el olivo.
La ermita estuvo semiderruida, se cayó el tejado, pero la imagen de la Virgen no sufrió daño alguno. El pueblo consideró este hecho como un prodigio. Hace unos veinticinco años, se reconstruyó. Se ha ampliado, desapareciendo algunas dependencias, como las habitaciones del santero, donde residía su familia. Después de la reconstrucción, la ermita se compone de una nave y de una sacristía detrás del altar.
La entrada es única, situada frente a la explanada. En su interior, el altar y el trono de la Virgen, sencillos y construidos en materiales pobres. La imagen de la Virgen tiene 50 cm. de altura, aproximadamente, de pie, y sostiene en los brazos un niño. Es de terracota. No es ésta la imagen que se venera; la imagen aparecida al pastor es la que se encuentra en la ermita de la Familia X, en Jérez del Marquesado. A los lados del trono, del altar, colgados de la propia imagen y en los laterales de la ermita, hay exvotos de cera: cabezas, niños de cuerpo entero, brazos, etc., también hay muletas, trenzas de cabello, etc. Estos exvotos son sólo de los últimos años, los más antiguos desaparecieron en la reconstrucción de la ermita.
Sobre el origen de la romería debemos hacer constar las dos versiones que tenemos; una proviene de Jérez del Marquesado y la otra de Exfiliana.
Según la familia X, de la zona del Marquesado, hace cuatro generaciones (nuestra informante es la persona más anciana de la familia, de unos ochenta años), unos pastores que cuidaban los rebaños de ovejas de la familia, en los pagos del Zalabí, encontraron una imagen chiquita de la Virgen, que les encomendó que allí, en el mismo lugar del hallazgo, levantasen una ermita en su honor. Los pastores, desconcertados, corrieron a comunicar la noticia a sus dueños, que decidieron cumplir la voluntad de la Virgen de la Cabeza. El último domingo del mes de abril, desde aquel entonces, honran a la Virgen de la Cabeza, aunque lo pongan difícil el tiempo u otras calamidades.
La familia X, de generación en generación, celebra la romería.
Jérez, como los otros pueblos del Marquesado, prometieron cumplir el voto y honrar a la Virgen y, si por cualquier causa no cumplen el voto algún año, pierden el derecho, como pueblo, a participar en los actos de la romería. Algunos pueblos lo han perdido, v. gr. Lanteira.
En el pueblo de Exfiliana nos contaron la siguiente versión: un pastor de Jérez, cuidando sus ovejas en el Valle del Zalabí, se encontró una especie de muñeca que guardó y pensó llevar a su hija como regalo, pero al ir a entregársela, ante su sorpresa, vio que no estaba. Al día siguiente, volvió al mismo lugar para comprobar si estaba allí, volviéndola a encontrar; ¡ahora sí que no te vas a escapar!, se dijo. La envolvió y ató con la servilleta, pero al ir a dársela a la niña, había desaparecido de nuevo. El tercer día y en el mismo lugar que los anteriores, encontró la imagen, que de nuevo guardó, pero con los mismos resultados obtenidos anteriormente. Extrañado, el buen señor pasó por el mismo lugar y encontró la imagen, a la que preguntó que quién era y qué quería. La imagen respondió que era la Virgen de la Cabeza y que deseaba le construyeran una ermita en el lugar de la aparición, para culto y en su honor. La ermita se edificó, pero un poco más allá del lugar de la aparición, derrumbándose por dos veces. Por fin se realizó en el sitio de la aparición y así existe hasta nuestros días.
Son veneradas distintas imágenes. La imagen de la Virgen de la Cabeza que se apareció al pastor es la que se conserva en la ermita situada en el casco urbano de Jérez. La ermita, como la imagen, son propiedad de la familia X. Esta imagen es diminuta, de diez o doce centímetros de altura, metida y portada en una pequeña hornacina.
La imagen que portan los vecinos de Exfiliana desde la parroquia a la ermita, el día de la romería, es nueva (la anterior imagen fue quemada en la guerra), de un metro de altura aproximadamente, de pie, y porta un niño en los brazos.
Nos encontramos, por tanto, con tres imágenes de la Virgen de la Cabeza, si contamos la que existe en la propia ermita, que tienen como referente la misma advocación.
Nueve días antes de la romería, en Exfiliana se hace una novena en honor de la Virgen de la Cabeza, con asistencia de los vecinos del pueblo.
En Jérez, en la diminuta ermita, es velada por los distintos pueblos que tienen derecho a participar en los actos de la romería. Cada pueblo tenía asignado un día de velatorio durante las veinticuatro horas. Costumbre que se ha ido perdiendo.
La imagen que portan los vecinos de Exfiliana en la romería permanece, durante ocho días, en la ermita de la Virgen del Zalabí. Al domingo siguiente, el primer domingo de mayo, devuelven la imagen a la parroquia, portándola en andas desde la ermita hasta el pueblo. Durante estos ocho días son constantes las visitas de los vecinos de Exfiliana a la ermita del Zalabí.