Aprobados definitivamente el Escudo y la Bandera del Valle del Zalabí
MEMORIA HISTORICO-HERÁLDICA Y VEXILOLÓGICA DEL ESCUDO Y BANDERA DEL VALLE DEL ZALABÍ
INTRODUCCIÓN
El Ayuntamiento del Valle del Zalabí pretende y desea el uso de Armas Municipales que le distingan de los demás ayuntamientos españoles, según la Ley 7/85, de 2 de abril, que en su artículo 22,párrafo 2b), señala como atribución del Pleno “la adopción o modificación de su bandera, enseña o escudo”, desarrollada en el R.D. 2568/86 de 28 de noviembre, que en su artículo 186 establece que la concesión se efectuará por el órgano competente de la comunidad autónoma, previa instrucción del expediente, y en el articulo 187 que “la adopción de escudos heráldicos municipales requerirá acuerdo del Ayuntamiento pleno, con expresión de las razones que la justifiquen, dibujo-proyecto del nuevo blasón, informe de la Real Academia de la Historia y aprobación por el órgano de gobierno competente de la Comunidad Autónoma”.
BREVE RESEÑA GEO-HISTÓRICA DE LA POBLACIÓN.
El Valle del Zalabí se sitúa en la comarca de Guadix, en el noreste de la provincia de Granada, en uno de los principales cruces de caminos de Andalucía Oriental, formando parte del llamado Surco Penibético, que pone en contacto el levante español con el bajo Guadalquivir y por otro lado Almería y el mediterráneo meridional con Despeñaperros, hacia la meseta castellana.
El paisaje se nos presente uniforme y hosco consecuencia de los efectos erosivos; así se pueden observar desiertos que se alterna con zonas húmedas y laderas montañosa donde aparecen áreas de bosque.
Entre los rasgos agrarios y ganaderos de esta comarca predomina el cultivo de secano cerealista frente al regadío hortícola que históricamente fue posible desarrollarlo gracias a un sistema de acequias de época musulmana. En cuanto al ganado abunda el ovino, el cabrío y el porcino.
El Valle del Zalabí está formado por los municipios de Charches, Alcudia de Guadix (cabecera administrativa) y Exfiliana; y las pedanías de La Trinidad y Rambla del Agua, conformando una población de unos 2.315 habitantes.
Podríamos decir que el Valle del Zalabí es una unidad territorial de reciente creación, ya que los tres núcleos de población citados anteriormente fueron independientes hasta 1973, año en el que se fusionaron en un mismo término municipal. En la actualidad estas poblaciones tienen ciertas características comunes como puede ser un desarrollo urbanístico semejante, o el mantenimiento de unas actividades económicas similares, constituyendo la agricultura y la ganadería la base económica del municipio. Sin embargo, la historia y origen de dichos municipios es bien diferente.
Alcudia tiene un origen prehistórico, aunque su fundación en el lugar donde se encuentra hoy pertenece al siglo VIII. Exfiliana fue fundada por los cristianos en el año 306 d. c.; y el origen de Charches, aunque no está totalmente documentado, puede datarse siglo XVI. La historia de estas localidades confirma que siguieron siendo independientes durante siglos, tan solo Alcudia y Exfiliana quedarían unidas en un mismo señorío cuando en el siglo XVII fueron adquiridas por D. Pedro Fernández de Contreras, Conde de Alcudia. Sin embargo, Charches (que debió ser un pequeño poblado) pertenecía a la jurisdicción del Marquesado del Zenete.
En definitiva, la evolución de estas tres localidades, enclavadas en el mismo ámbito geográfico ha transcurrido la mayor parte de su historia de forma independiente, y su unión en un municipio en el segundo tercio del siglo XX responderá solamente a razones administrativas.
Se hace por tanto necesario una breve referencia histórica de cada uno de los municipios que han dado lugar a la formación del Valle del Zalabí: Alcudia de Guadix, Exfiliana y Charches.
ALCUDIA DE GUADIX
Esta zona estuvo poblada desde la época del Bronce Pleno (1500 A.C.), constatándose la existencia de un poblado primitivo en la margen izquierda del río Gladis que perdurará hasta el siglo XVI y que se denominará Zalabí. Este emplazamiento será abandonado tras la expulsión de los moriscos en torno a 1568-70
Desde el siglo X-XI, frente a Zalabí, surge una nueva población que edificará un castillo en el sitio de la actual Alcudia, perviviendo ambos caseríos durante toda la dominación musulmana. En 1489 toda esta zona cae en manos de los Reyes Católicos, aunque a Alcudia no le afectaron las nuevas jurisdicciones territoriales contiguas de don Rodrigo de Mendoza en el Zenete y de don Álvaro de Bazán en Fiñana, ya que la corona la mantendrá en su poder hasta 1628, año que Felipe IV vende la villa de Alcudia.
Efectivamente, Felipe IV como consecuencia de las guerras y para proveer a las necesidades de la Corona, la Villa de Alcudia fue vendida el 19 de Mayo de 1628 a don Pablo Alfonso de la Cueva Benavides o también llamado Alonso de la Cueva de Benavides, tercer señor y primer marqués de la villa de Bedmar (1574- 1655). Posteriormente, el 22 de febrero de 1663, mediante escritura pública otorgada en Jaén, la familia Cuevas de Benavides vendió la villa de Alcudia al Almirante don Pedro Fernández de Contreras, que poco después recibió el título de conde de Alcudia por merced de Felipe IV el 15 de mayo de 1663. En los siglos venideros la familia Contreras estará indisolublemente unida al señorío de Alcudia.
Por el Catastro de Ensenada sabemos que los diezmos de Alcudia en el siglo XVIII eran de 5.560 reales y las primicias ascendían a 1.005 reales. De los diezmos, los dos novenos eran para la corona y lo que restaba, un tercio era para la fábrica de la Iglesia de Alcudia, previa detracción de un octavo para la construcción de la Catedral de Gladis. De las primicias, un séptimo era para el sacristán, y los otros seis séptimos para el cura. Sobre la fortaleza de Alcudia, debido a su proximidad a la Calahorra se indica que se debe de demoler y que solo sirve para defensa y abrigo de ladrones, por lo que debió ser destruida en un tiempo no muy lejano a este momento.
En el siglo XIX Madoz describe el pueblo de Alcudia: “las casas que la constituyen se hallan reunidas, habiendo además muchas cuevas en que habitan parte de sus vecinos, tiene una plaza cuadrada en cuyo frente se halla la iglesia., en un costado de la casa consistorial, y en el centro una abundante fuente de agua potable de que se surte el vecindario, un posito, una cárcel insegura y dos escuelas de primeras letras, una de niños y otra de niñas…Población 159 vec., 722 almas”
Alcudia tendría que esperar al siglo XX para alcanzar los 2000 habitantes y Exfiliana el millar.
Contribuyeron a este crecimiento las roturaciones de nuevas tierras aprovechando las posibilidades, no sólo del valle, si no del secano, en el altiplano que domina la cara norte de Sierra Nevada.
Alcudia hoy en día es la cabecera administrativa del término municipal, y donde se encuentra el ayuntamiento y los servicios municipales.
EXFILIANA
Exfiliana es la romana Ex-Julia ("fuera de Guadix"), fundada por los primeros cristianos llegados a Acci hacia el año 306 después de Cristo. Cambia su nombre a Tustar o Xustar con la llegada de los musulmanes, y en el siglo XVI fue otra vez Yxfilyana. Tras la rebelión de los moriscos, en 1568, quedó despoblada debido a la expulsión de sus 25 vecinos, repoblándose más tarde con algunos cristianos viejos.
En 1750, en el Catastro de Ensenada, se describe como villa dotada de 80 casas y 5 molinos harineros. Los habitantes del municipio, vivían del cultivo de huertos, viñas, alamedas, servales, morales y otros frutales, castaños y algunos olivos, así como de la producción de seda. En la matrícula catastral de 1842 se le atribuye un censo de 90 vecinos y 408 almas, si bien éstos datos son corregidos por Gallego Roca1 indicando que los vecinos existentes en la Villa en aquel momento eran 132 (429 las almas).
Madoz2 sitúa la Villa al Sur de Granada, en una llanura a la orilla izquierda del río Guadix, donde existían 80 casas, incluidas la consistorial y cárcel, escuela de instrucción primaria de niños y niñas, una Iglesia parroquial de la Anunciación servida por un cura y un capellán, y extramuros al este, en el Zalabí, una ermita de Santa María de la Cabeza.
Tendría que esperar al siglo XX para alcanzar Exfiliana 1000 habitantes. Contribuyeron a este crecimiento las roturaciones de nuevas tierras aprovechando las posibilidades, no sólo del valle, si no del secano, en el altiplano que domina la cara norte de Sierra Nevada.
Durante los años sesenta la población sufrió un importante descenso como consecuencia de un intenso proceso de emigración hacia otras zonas de España y otros países europeos.
CHARCHES
Charches, se localiza en la cara Sur de la Sierra de Baza, dando vistas al Valle del Marquesado y Sierra Nevada, a una altitud de 1.426 m., siendo, por tanto, uno de los municipios emplazados a mayor altura de la península.
Su origen histórico no está muy claro, siendo la opinión más admitida, la de que se formó en el S. XVI, como asentamiento de pastores del municipio de La Calahorra. Se cuenta al respecto que fueron doce las familias instaladas en Charches, que procedentes de La Calahorra, dividieron en doce partes iguales las tierras y bienes, formando las llamadas doce suertes, que dieron origen al vigente sistema de riego de las tierras, por turnos, correspondiendo a cada suerte veinticuatro horas de agua.
No hemos localizado esta población en el Catastro de Ensenada, aunque en el diccionario de Madoz (1846), aparece junto con El Raposo y Rambla del Agua, formando ayuntamiento propio.
Esta población perteneció al Marquesado de Cenete hasta su incorporación al Término municipal del Valle del Zalabí en 1973.
EL BLASON MUNICIPAL: ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Habremos de remontarnos al siglo XIII para ver aparecer los primeros escudos en ayuntamientos y concejos, paralelamente a la heráldica gentilicia, aunque estos se generalizarían en los siglos XIV y XV. Las armas municipales emanaron principalmente del poder real, aunque en las villas de señorío solían adoptar las armas de sus señores y en las de behetrías eran los propios vecinos los que decidían sus enseñas. No obstante, desde el siglo XVI y hasta el XIX, solo se crearan armerías municipales por Real Privilegio.
El siglo XIX, tras la abolición de los mayorazgos y el hundimiento de la legislación nobiliaria, los ayuntamientos comenzaron a usar indiscriminadamente algunas armerías que incumplían taxativamente la normativa tradicional, creando escudos municipales incorrectos desde el punto de vista histórico-heráldico. Por este motivo el Ministerio de la Gobernación promulgó las Reales Ordenes de 16 de julio de 1846 y de 30 de Agosto de 1876, con una clara intención de paliar este desorden normativo; no obstante la corona seguía otorgando privilegio de nuevas armas a distintos concejos.
Va a ser en el siglo XX cuando el estado regule todo lo relativo a la restauración, creación o confirmación de los escudos de armas municipales, destacando la Orden Ministerial de 23 de marzo de 1956 en el que se insistía que cada ayuntamiento usase sus propias armas; y especialmente la ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases de Régimen Local y el correspondiente Reglamento de Organización, funcionamiento y Régimen Jurídico de las Entidades Locales aprobado por Real Decreto 2658/1986, de 28 de noviembre, hasta llegar a las legislaciones autonómicas ( Decreto de la Junta de Andalucía 14/1995, de 31 de enero).
Teniendo en cuenta lo dicho hasta aquí, la creación del blasón municipal del Valle del Zalabí debe partir de los principios heráldicos tradicionales y su principal criterio, siguiendo a Rodríguez de Maribona3, es la “absoluta fidelidad”. En este sentido, para la creación o modificación de un escudo debe de investigarse si existen armas antiguas en desuso (archivos históricos, municipales, parroquiales…). Si esta vía no da resultado habremos de recurrir a otros criterios para componer las armas municipales, recurriendo a criterios de índole histórico, que en el caso de los pueblos de señorío se utilizarían las armas de los linajes de los señores que la poseyeron. Otras vías para llegar al final propuesto pueden ser la utilización de elementos geográficos, toponímicos, arquitectónicos o religiosos entre otros.
Tenemos constancia de la existencia en el Archivo Histórico Nacional de varios sellos del siglo XIX pertenecientes a los municipios que hoy día forman el Valle del Zalabí. Sabemos que en esas fechas no se habían normalizado los escudos municipales, y los pueblos que no tenían un escudo previo utilizaron el general de España, por tanto no podemos considerar estas reproducciones heráldicas como específicas de estas poblaciones granadinas ya que fueron de uso general para numerosos municipios de la España decimonónica, y sirvieron para sellar los diferentes documentos oficiales emanados de dicha administración local.
Charches es ejemplo de lo que decimos al presentar un escudo cuartelado: primero y cuarto, una torre; segundo y tercero, un león rampante; conforme a la documentación adjunta proveniente del Archivo Histórico Nacional y fechada en 18764 y cuyo diseño heráldico es un trasunto del escudo del Reino de España.
Efectivamente, el sello de Charches y el escudo español cuartelado coinciden en diseño y motivos: primero y cuarto, una torre; segundo y tercero, un león rampante. Entado en punta una granada con dos hojas. Escusón ovalado con tres flores de lis, bien ordenadas. Escudo timbrado de una Corona Real abierta y enmarcado por un manto.
Por tanto, dada la realidad de un territorio que surge de la unión de tres municipios independientes en 1973 y de la inexistencia de un escudo de armas previo, tal y como hemos visto, que pueda reflejar esa nueva identidad, donde charcheros, alcudianeros y exfilianeros se auto identifiquen y se sientan representados en su conjunto por un único blasón; hemos creído conveniente acudir a la historia de dichas poblaciones para poder diseñar, con garantías de fidelidad, las enseñas municipales.
En este sentido nos hemos inspirado en la adscripción histórica de los núcleos de población existentes y pasados a los mayorazgos propiedad de las familias nobiliarias de los Contreras (caso de Alcudia y Exfiliana), dependiente de los Condes de Alcudia; y de la familia Mendoza, titulares del Marquesado de Cenete5 (caso de Charchena).
Efectivamente, la villa de Alcudia, posesión real desde la conquista de los Reyes Católicos, fue vendida en 1628 por Felipe IV a D. Pablo Alfonso de la Cueva, marqués de la villa de Bedmar. En 1663 la familia de la Cueva Benavides vendió la villa de Alcudia a D. Pedro Fernández de Contreras y en ese mismo año Felipe IV le otorgó el título de Conde de Alcudia, encontrándose desde ahora indisolublemente unido el apellido Contreras con la villa de Alcudia.
D. Pedro Fernández de Contreras, primer conde de Alcudia, concedió poder a su esposa doña Luisa de Villavicencio y Negrón, para que fundara un mayorazgo, el cual se constituyó mediante escritura pública otorgada en Cádiz, el 16 de Abril de 1667. Entre 1710-23, etapa del tercer Conde de Alcudia, D. José Antonio de Contreras y González de Andía, figuraba con la titularidad del condado de Alcudia y el señorío de Estiliana, el Zalabí y el Cigueñi.
Es de destacar como la sexta condesa de Alcudia (1758-1817) obtuvo el título de Grande de España otorgado por el rey Carlos IV (26-11-1792). La saga de los Contreras continúa hasta el conde número trece, Don Gerardo de Aguilera y Ligués (1905-1932), sucediéndole en el título Doña Paloma de Sanjuanena y Montagud, sin vinculación familiar con los anteriores.
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BLASÓN MUNICIPAL DEL VALLE DEL ZALABÍ
Todo escudo heráldico se encuentra sometido a unas estrictas reglas que vienen determinada por la ciencia del Blasón y que deben respetarse para dar “autoridad” al emblema diseñado.
El que aquí presentamos es una “armería” de carácter municipal y por lo tanto diferente a la heráldica gentilicia, o la de carácter nacional. En este sentido, este tipo de blasones, cuyo origen está en la Edad Media, está constituido por signos y emblemas que sirven para distinguir unos concejos de otros. En origen, los lugares, villas y ciudades adoptaron las armas de su señor, escudo que podían utilizar con ciertas limitaciones, y posteriormente, al emanciparse la población del señor feudal, compusieron sus propios escudos de armas o añadieron a las primitivas algún otro signo de distinción.
En la actualidad dos principios rigen la creación heráldica municipal:
1.- La ciencia del Blasón: Blasonar es describir las armas de acuerdo con los principios y las reglas del arte de la heráldica, sirviéndose del lenguaje técnico de la armería.
2.- La normativa española.: Pragmáticas, decretos y ordenes referente al los empleos de elementos heráldicos y a la manera de atribuir y usar las armas gentilicias.
De la investigación previa a la construcción del escudo, ya citada en los apartados anteriores, hemos comprobado que no hay ningún blasón municipal, actual o pasado, que pueda ser aplicado al Valle del Zalabí en la actualidad y dado que estamos ante la creación de un escudo “ex novo” de un territorio cuya formación administrativa surge en 1973 por la fusión de tres municipios independientes como son: Alcudia de Guadix, Exfiliana y Charches, hemos tenido que estudiar en que manera se articulan estas tres poblaciones con pasados y trayectorias diferentes y cuales son sus puntos de encuentro.
En este sentido, el surgimiento de una nueva realidad municipal a partir de tres núcleos diferenciados ha requerido un conocimiento aproximado de de la identidad territorial y sus diferentes manifestaciones, para tratar de plasmar un escudo que sea fiel representación de la historia y del sentir de todos los habitantes: alcuadianeros, exfilianeros y charcheros; con el que deben auto identificarse y sentirlo como propio.
Escudo partido y entado, 1º de plata, tres palos de azur; 2º de sinople, una banda de gules perfilada de oro, cargada de tres espigas al natural. Entado en punta, de gules, tres estrellas de cuatro puntas, de oro, mal ordenadas.
JUSTIFICACIÓN ARMERA DEL BLASÓN DEL AYUNTAMIENTO DEL VALLE DEL ZALABÍ
Creemos que este escudo responde perfectamente, en forma y contenido, a los presupuestos expresados mas arriba, cumpliendo la normativa heráldica y las leyes actuales. En este sentido indicamos cada uno de los aspectos más significativos del diseño heráldico que han hecho posible la creación de este blasón municipal:
1. Forma del Escudo. Se trata del escudo típico y privativo de España, caracterizado por ser rectangular, cuadrilongo y redondeado por su parte inferior.
2. Proporción del escudo. Las medidas del escudo respetan en todo momento la proporción de seis módulos de alto por cinco de ancho según la normativa establecida por la Junta de Andalucía para la aprobación y rehabilitación de escudos heráldicos, banderas y otros símbolos de las entidades locales de la Comunidad Autónoma Andaluza.
3. Particiones. Hemos considerado acertado el presentar un escudo partido en el que dos armerías diferentes se arropan bajo un mismo blasón, trasunto de la heráldica gentilicia cuando un señor unía en sus enseñas las nobles familias de las que procedía. De esta forma hemos querido significar como espacios territoriales diferentes han acordado su maridaje y se han incorporado a la misma vecindad.
Por otro lado, nos ha parecido especialmente indicado que el escudo fuera entado en punta por ser esta una partición irregular que los Reyes Católicos incorporaron al escudo de España para ubicar las armas de Granada. Podríamos decir que es una forma estética y visual de relacionar el Valle de Zalabí con la provincia que lo acoge: Granada.
4. Armería. Hemos pensado que la armería que mejor pudiera transmitir la idiosincrasia de este municipio, debía de estar relacionado necesariamente con su pasado histórico, especialmente con aquellas familias nobiliarias que detentaron la posesión de estos territorios.
Efectivamente, incluimos en la primera partición las armas de los Condes de Alcudia, perteneciente a la familia Contreras, y que como ya explicamos en líneas anteriores, su señorío abarcó las poblaciones de Alcudia y Exfiliana: “De plata tres palos de azur”.
La segunda partición incluye las armas de los Mendoza, marqueses del Cenete: “De sinople, una banda de gules perfilada de oro”, a cuyo señorío perteneció la villa de Charches.
Nos ha parecido procedente cargar la banda de gules con tres espigas de trigo por la importancia que ha tenido la producción de dicho cereal, su transformación en harina y la elaboración de pan en estas tres poblaciones, tal y como hemos visto en la introducción histórica que hemos realizado.
Por último, hemos querido representar simbólicamente la unión de los tres municipios independientes hasta 1973 (Alcudia, Charches y Exfiliana), colocando en la punta del escudo una partición (entado) que contiene tres estrella de oro de cuatro puntas mal ordenadas.
5. Timbre heráldico. Hemos adoptado la corona real española cerrada tal como indica nuestra actual legislación. Esta corona es un círculo de oro engastado de piedras preciosas, sumado de ocho flores de hojas de acanto de oro, interpoladas de perlas, que convergen en un mundo de azur, con un ecuador y un semimeridiano de oro, sumado de una cruz de oro, y la corona forrada de gules.
6. Los esmaltes. Han sido elegidos los colores utilizados tradicionalmente por la heráldica y especificados en las distintas normativas institucionales, escogiendo para nuestro propósito los datos técnicos descritos en el Real Decreto 2267/1982, de 3 de septiembre, por el que se especifican técnicamente los colores del Escudo de España.
5. BANDERA MUNICIPAL DEL VALLE DEL ZALABÍ
Teniendo Presente la inexistencia histórica de cualquier bandera en el Ayuntamiento del Valle del Zalabí, la corporación local, tras el estudio de distintas propuestas, ha decidido incorporar la que se describe:
Bandera de endrizar rectangular, de tafetán, con una proporción de tres módulos de larga por dos de ancha (2:3), dividida por una diagonal ascendiente o terciada en alto hasta la mitad del Asta (AED), de color azul. Desde esta diagonal (ED) parten 7 franjas horizontales hasta el pendiente (BC), en proporción de 1/4, 1/10, 1/10, 1/10, 1/10, 1/10, 1/4 y de colores: rojo, amarillo, verde, blanco, verde, amarillo y rojo.
El escudo municipal se colocará en medio del tercio más próximo al asta, coincidiendo el centro del escudo con el punto central de la diagonal (ED).
Dentro del campo azul del paño se colocan cuatro estrellas de oro de cinco puntas, equidistantes entre si formando un cuarto de circulo imaginario cuyo radio se situaría exactamente en el centro del borde superior (jefe) del escudo.
Las medidas de la bandera tiene una relación de 3/2 entre sus medidas máximas y mínimas, es decir AB/BC = 3/2.
Las medidas tanto internas como externas se ajustarán a dicha proporción y a los estándares aceptados para la bandera andaluza y nacional, con las que figurará conjuntamente en los lugares mas destacados, para lograr con ello una uniformidad vexilológica.
Estos estándares son: -1,50 x 1,00 m. - 2,10 x 1,35 m. y - 2,80 x 1,80 m. - 3,50 x 2,25 m.
De esta forma se cumple lo dispuesto en la ley 39/1981, de 28 de octubre, por la que se regula el uso de la bandera de España, debiendo tener especial atención al artículo 6.2 de esta ley en la que se especifica que “cuando la bandera nacional ondee junto a otras banderas, ninguna de ellas tendrá mayores dimensiones”.
Los colores utilizados en esta bandera están tomados de el Real Decreto 441/1981, de 27 de febrero, por el que se especifican técnicamente los colores de la bandera de España; el Decreto 212/1983, de 19 de octubre (Boja nº 89, de 8 de noviembre) por el que se especifica técnicamente los colores del escudo (bandera) de Andalucía; y las características gráficas del emblema europeo, determinado por la Dirección de Asuntos Institucionales de la Secretaria General de la Comisión Europea.
Esta bandera, sin relación alguna con el escudo municipal, pretende sintetizar su adscripción territorial utilizando los esmaltes de las diferentes entidades político-administrativas que la subsumen. Tengamos en cuenta que es un municipio de reciente creación cuyos núcleos de población anteriormente independientes, han evolucionado juntos en un periodo de la historia de España marcado por la llegada de la democracia y de los valores constitucionales. Una corta pero intensa historia que han vivido juntos los convecinos del Valle del Zalabí y en el que han asistido a la creación de la España Constitucional, la formación de la Autonomía de Andalucía y nuestra incorporación a la Unión Europea.
Es por ello que el Ayuntamiento del Valle del Zalabí ha querido plasmar esta realidad histórica y territorial en su enseña, tomando la bandera de España, arropando con ella el vexilo andaluz y tajado por el emblema europeo.
GESTO. Gestión y valorización del patrimonio cultural SL
Alberto Bernabé Salgueiro. Diplomado en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria por el Instituto Luis de Salazar y Castro.
Diciembre 2008